En 1968 Henri Lefebvre publica El derecho a la ciudad (Le droit à la ville). En este libro el filósofo francés defiende el concepto que lleva el mismo nombre. Sostiene que la ciudad es un texto práctico-sensible constreñido por la gestión urbana.
El centro de la ciudad corresponde también con la concentración comercial. Al mismo tiempo que surgen nuevos medios y métodos de producción, aparecen también nuevas formas de exclusión.
El derecho a la ciudad, como concepto emancipador, reconoce la necesidad de convertir al habitante en ciudadano, de modo que intervenga en la producción del espacio. Lefebvre está pensando particularmente en los banlieusards o personas que habitan en los alrededores empobrecidos de las ciudades, es decir, la periferia. Este derecho es una forma sintética de los derechos a la libertad, la individualización en la socialización, el hábitat y el habitar. En consecuencia, propone un llamado a reclamar el espacio de manera colectiva.