Dirigida por Godfrey Reggio, Koyaanisqatsi es una película poético-experimental ambientada con la composición musical homónima de Philip Glass. Ko.yaa.nis.qatsi es una palabra de la lengua hopi que puede traducirse como vida fuera de balance o estado que llama a otro modo de vida.
La película profesa en un estilo no-narrativo que, aunque desapercibida, la organización productiva y acelerada de las ciudades determina la vida. Se sirve del time-lapse y el slow motion para mostrar paisajes urbanos masificados y tecnologizados, en contraste con paisajes naturales.
¿Cine medioambiental?
Koyaanisqatsi es considerada un filme del género documental medioambiental. A menudo es interpretada como una denuncia al deterioro acelerado de la vida vegetal y animal después de la era industrial. Ciertamente, hay evidencias que llevan a pensar que es una crítica a la acción disruptiva de la humanidad sobre la Tierra; sin embargo, su crítica no representa necesariamente un juicio moral. A diferencia de otros filmes del mismo género, no pretende persuadir. Un punto importante que concederle a Reggio es que no cae en la reducción binaria en que lo natural es bueno y lo tecnológico, malo.
Una vía contemplativa
La película abre, en cambio, una vía contemplativa.
Koyaanisqatsi es una meditación visual que conduce al espectador por ambientes conocidos, pero utilizando medios extraordinarios. En otras palabras, la película de Reggio reimagina la cotidianidad; la muestra en una vertiente que confronta al espectador con los flujos del mundo al tiempo que lo hipnotiza y lo sumerge en una danza de la que es protagonista. Y, aunque que accesoria, la tangente medioambiental mantiene su impacto.
Incluso décadas después, Koyaanisqatsi sigue demandando que decidamos si este es el modo de vida que queremos.